Según especialistas de la Canadian Academy of Veterinary Nutrition (CAVN), citados por el sitio VCA Hospitals, lo ideal es alimentar a los perros adultos dos veces por día: entre las 8 y las 9 de la mañana, y entre las 17 y las 19hs. Esta distribución permite mantener estables sus niveles de energía y facilita una mejor digestión.
En el caso de los cachorros, el beneficio es doble: además de nutrirlos correctamente, ayuda a consolidar otras rutinas como hacer sus necesidades luego de comer. “Comer y luego salir a pasear o ir al sitio destinado para defecar puede convertirse en un aprendizaje clave para evitar accidentes dentro del hogar”, explicaron los expertos.
Qué pasa si no se respeta la rutina alimentaria
El sistema digestivo del perro funciona en ciclos similares al humano. Después de comer, el alimento permanece en el estómago durante algunas horas, y unas 8 a 10 horas más tarde, el cuerpo empieza a enviar señales al cerebro que activan la sensación de hambre.
Si un perro pasa demasiado tiempo sin alimentarse, puede experimentar estrés, desorientación o incluso pérdida del apetito. En ambientes cerrados, donde el animal no tiene acceso a otras fuentes de alimento, estas alteraciones pueden ser aún más notorias. Si el perro deja el plato lleno sin razón aparente, es recomendable consultar con un veterinario para descartar problemas de salud.
Mantener horarios fijos, observar sus comportamientos y atender cualquier cambio alimentario son prácticas esenciales para asegurarle a tu mascota una vida saludable, ordenada y libre de ansiedad.
Fuente: ambito.com