En Mar del Plata hay alrededor de 20.000 perros callejeros según las ONG
dedicadas a la ayuda de animales, un dato que la Municipalidad
desconoce porque nunca hizo un censo de este tipo. La ciudad carece de un plan
oficial de contención, no tiene perrera y lo que se asocia con este término es
el Centro de Zoonosis, un lugar de atención veterinaria.
Si bien los números no son oficiales, basta con salir a la calle y
observar: en Mar del Plata hay 80 barrios, en promedio da 250 perros callejeros
en cada uno de ellos. Animales destinados a padecer hambre, frío, maltrato y
una muerte olvidada.
El Centro de Zoonosis se encarga de observar y vigilar a perros
mordedores, peligrosos y también de castrar a canes y gatos para evitar su
reproducción indiscriminada. Da vacunas antirrábicas gratuitas y promueve la
adopción de animales abandonados en el lugar, que por los antecedentes que
tienen, es muy difícil que una familia decida acogerlos. Una de las principales ONG de protección y cuidado de animales es "Los cuatro patas callejeros". Desde hace tres años se dedica a recaudar dinero para ayudar a perros y gatos sin hogar. En ese tiempo lograron rescatar cerca de 1.000 ejemplares y un 80% fueron adoptados. También la organicación ayuda tres refugios de la ciudad, ( Bocha, Cristobalitos, Vela) y ofrece charlas de concientización sobre esterilización y responsabilidad en la tenencia de animales.
"No hay ningún tipo de protección para perros callejeros, hay ordenanzas municipales, pero están sin efecto. Nosotros presentamos propuestas y proyectos pero no conseguimos nada", dijo la presidenta de Los cuatro patas callejeros, Fernanda Vélez, sobre la poca acción que toma el municipio con los perros en las calles de la ciudad.
El mundo siempre se dividió entre vencedores y vencidos, ricos y pobres, perros de raza y callejeros. Estas divisiones muchas veces son producto del azar, de haber nacido en un lado del hemisferio del mundo en un momento determinado, de que los padres de un can sean un macho campeón y una hembra con intachable pedigrí.
Un cachorro de raza con papeles puede costar hasta 12.000 pesos, con esa cantidad de dinero se podrían alimentar a 14 perros de la calle durante un año.
Concientizar a la población de que al comprar un perro de raza se le da la espalda a un animal que sufre en la calle es el verdadero desafío al que las ONG de protección de mascotas y la municipalidad se enfrentan.
Cárcel de perros
El Centro de Zoonosis se encuentra en la calle Hernandarias 10.200 cerca del Hospital Interzonal. Qué irónico que los perros callejeros y sin recursos sean atendidos cerca de las personas sin obra social y sin recursos...
El lugar cuanta con un quirófano en muy buen estado, aunque no impoluto como debiera ser el lugar donde se practican operaciones. Al lado un cuarto chico con varias jaulas, olor nauseabundo: mierda mezclada con pis, remedios y cuarto de geriátrico. Solo un perro había en esas celdas, esperando su turno para ser castrado.
El Centro de Zoonosis no es la perrera que cualquiera supondría, funciona más bien como una cárcel, un lugar para mantener encerrados a perros mordedores, desequilibrados e inadaptados sociales.
Los perros en ningún momento están el libertad, las jaulas miden aproximadamente un metro cuadrado, espacio como para dar tres vueltas antes de echarse a dormir. De noche están bajo techo y el resto del tiempo en una jaula al aire libre. Son alimentados y aseados mínimamente en el lugar dos veces por día. Aseados significa que les tiran un chorro de agua fría con una manguera para echarlos hacia el otro lado de la reja y poder limpiar los excrementos.
Entre los reos peludos y de cuatro patas se pueden distinguir una mayoría de rostros resignados, sin ganas de luchar o escaparase. Algunos, los más idealistas, todavía ladran como si el demonio se hubiese apoderado de ellos. Una forma de manifestar, de decir: "¡Estamos vivos carajo y este lugar apesta a humano!"
Tal vez no todos los perros lleguen a ir al cielo, como profesa una vieja película infantil, pero los pecadores ( e inocentes también) pasan por este purgatorio que se llama Centro de Zoonosis y una vez aquí —sea el cielo o el infierno, cualquier destino es mejor que esto— morir abandonado tras una eterna espera que no tiene ningún fin.
Fuente: Aula Magna/ Diario La Capital- Mar del Plata-ARGENTINA/ Joaquín Lledó, Francisco Volpe y Juan Manuel Salas.