Helena Varella, veterinaria especialista en medicina del comportamiento animal y educadora canina, aborda todo lo relacionado con la agresividad canina para el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de AVEPA.
La agresividad es una conducta adaptativa que permite al individuo resolver un conflicto, defenderse de una posible amenaza u obtener comida mediante la caza.
A pesar de ser un comportamiento normal en la especie canina, cuando se habla de agresividad canina como un problema de conducta los expertos se refieren a aquellos comportamientos agresivos que suponen un sufrimiento para el propio animal o un riesgo para terceros.
¿QUÉ INCIDENCIA TIENE LA AGRESIVIDAD EN LA SOCIEDAD?
Helena Varella cuenta que la agresividad supone un grave problema de salud pública por las lesiones por mordedura que ocasiona a personas y otros animales, el riesgo de contagio de enfermedades y las secuelas psicológicas derivadas de ello. “Si analizamos la epidemiología de las mordeduras, vemos que hay una mayor incidencia de mordeduras entre los varones y niños de entre 5 y 9 años. También hay una mayor incidencia en poblaciones de baja densidad poblacional, como zonas rurales, y en los meses más calurosos. La mayoría de los perros implicados suelen ser jóvenes, de tamaño mediano o grande, con tutor, y conocidos por la víctima. Y la mayoría de las lesiones se sitúan en extremidades, cara y cuello. La incidencia total de mordeduras en España está en torno a los 48-150 casos por cada 100.000 personas, de los cuales, tan solo 1,6 casos al año resultan ser mortales”.
Según la bibliografía estudiada por la experta, no todas las reacciones agresivas culminan en mordeduras hacia personas, ni todas las mordeduras requieren de asistencia sanitaria, así que los datos de mordeduras hacia personas tan solo reflejan una parte del problema. “Si nos centramos en la perspectiva del perro, la agresividad es de los problemas más visitados en las consultas de medicina del comportamiento animal”, apunta.
La mayoría de los problemas de agresividad canina van acompañados de emociones negativas, generando un problema de estrés al animal que las sufre. Dicho estrés es compartido por las familias humanas que conviven con ellos, que sufren las dificultades de convivir con este problema de conducta, aumentando el riesgo de reubicación, abandono y eutanasia. Así pues, la agresividad canina es también un grave problema de bienestar para el animal que la sufre.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA AGRESIVIDAD CANINA?
Heredabilidad: la heredabilidad para la agresividad canina está alrededor de h2=0.123, es decir, que aproximadamente un 12 % del comportamiento de agresividad es fruto de la genética del perro, y que el 87 % restante es fruto del ambiente.
Raza: aunque los diferentes estudios muestran que hay tendencias raciales para ciertos rasgos de temperamento, incluida la agresividad, son mucho mayores les variaciones individuales dentro de cada raza. Por tanto, la raza por sí sola no es un factor determinante para el desarrollo de la agresividad.
Esta gran variabilidad individual intrarracial se debe a diferentes factores, como por ejemplo el sexo (los machos suelen ser más agresivos que las hembras), a las diferentes líneas genéticas dentro de la propia raza (de belleza vs trabajo), al color de la capa, o al efecto del ambiente materno y el aprendizaje a lo largo de la vida del animal.
Periodo prenatal y neonatal: el estrés que sufre la madre durante el último tercio de gestación, así como la carencia de cuidado materno durante el periodo neonatal influyen negativamente en el desarrollo de determinadas estructuras del SNC implicadas en el control emocional. De este modo, los cachorros de madres estresadas o los huérfanos tendrán un carácter más sensible al estrés.
Periodo sensible de socialización: las experiencias adquiridas durante el periodo comprendido entre las 3 y las 12 semanas de edad, también son fundamentales para el desarrollo del temperamento en el perro. Los cachorros con carencias de socialización y pobre habituación a estímulos tendrán una mayor probabilidad de desarrollar problemas de miedos y agresividad a lo largo de su vida.
Educación: Los perros educados habitualmente con métodos punitivos tienen mayor riesgo de desarrollar problemas de miedo, ansiedad, frustración y agresividad. Además, la educación con normas cambiantes o poco claras aumenta el riesgo de reacciones agresivas por la frustración que siente el perro al no ver cumplidas sus expectativas.
Experiencias traumáticas: por supuesto, cualquier experiencia traumática durante la vida del perro puede derivar en problemas de miedo, ansiedad y agresividad por aprendizaje.
Causas orgánicas: por último, la presencia de determinadas alteraciones orgánicas, como alteraciones endocrinas, dolor crónico o problemas neurológicos, entre otros, pueden aumentar o desencadenar un problema de agresividad. Uno de los factores más habituales es el dolor; el animal puede reaccionar de manera agresiva para evitar que se le manipule una zona dolorosa o que se le moleste cuando se encuentra mal.