La legislación específica contra ciertas razas caninas no es la solución para evitar las agresiones a personas
Un nuevo estudio de la Tufts University insiste en la necesidad de un enfoque multifactorial
En muchos países se han ido poniendo en
marcha durante los últimos años legislaciones que limitan o prohíben la
tenencia de algunas razas caninas con el objetivo de evitar que se
produzcan agresiones de perros a personas, pero un nuevo estudio muestra
que no sirven de mucho.
Un artículo* publicado en el Journal of the American Veterinary Medical Association,
cuyos resultados preliminares ya se presentaron en la Convención Anual
de la AVMA el pasado mes de julio de 2013, en Chicago, revisa una
recopilación de 256 agresiones de perros a personas con resultado de
muerte que se produjeron entre 2000 y 2009 en Estados Unidos. El
objetivo ha sido determinar cuáles fueron los factores que más pudieron
influir en que se produjesen estos ataques.
Los casos incluidos en
el estudio retrospectivo se recopilaron de informaciones aparecidas en
medios de comunicación y se tomaron como reportes los informes
policiales, los de control animal y entrevistas con los investigadores
de estos casos para obtener un análisis descriptivo de cada uno.
La
mayor parte de estas agresiones con resultado de muerte se produjeron
porque no había nadie en las inmediaciones que fuese capaz de controlar
al perro (87,1 %). En el 85,2 % de los casos el perro no había tenido
contacto previo con su víctima y en el 84,4 % los canes no estaban
castrados.
En 198 agresiones (77,4 %) el problema fue que la víctima
malinterpretó o ignoró las señales de advertencia de los animales o
simplemente se condujo de forma peligrosa ante ellos.
En 195 casos los
perros no tenían contacto habitual con seres humanos, en 96 los
propietarios no los habían adiestrado y en 54 los dueños tenían un
historial de abuso o abandono sobre sus mascotas. En 206 casos, el 80,5
%, concurrían al menos cuatro de estos factores.
Por otra parte,
en un total de 401 agresiones con resultado de muerte aparecidas en las
noticias, las informaciones del mismo caso en diferentes medios no se
ponían de acuerdo en la raza de los perros en un 30,9 % de los casos.
Esta situación se repetía en una proporción aún mayor (40,2 % de los
casos) en los reportes sobre 346 agresiones recogidas por control
animal. Sólo en 45 casos se pudo identificar la raza de forma inequívoca
y fueron 20 las razas que se pudieron identificar, incluidos dos
animales mestizos.
En conclusión, para los autores queda muy claro
que según los datos recopilados en el estudio la raza no es el factor
determinante para que un perro agreda a una persona, sino que hay
multitud de factores que influyen en que se produzcan estos ataques. Los
autores sugieren que sería mucho mejor una aproximación multifactorial
que la reducción simplista de imponer legislaciones que limiten o
prohíban la tenencia de ciertas razas caninas.
*Gary
J. Patronek, VMD, PhD; Jeffrey J. Sacks, MD, MPH; Karen
M. Delise; Donald V. Cleary, BA; Amy R. Marder, VMD. Co-occurrence of
potentially preventable factors in 256 dog bite–related fatalities in
the United States (2000–2009). JAVMA, December 15, 2013, Vol. 243, No.
12, Pages 1726-1736. doi: 10.2460/javma.243.12.1726
Fuente: ARGOS Portal Veterinaria / Joaquín Ventura García