10 septiembre 2023

¿Cómo se mide la inteligencia de los perros?


Ciertas razas de perro son consideradas especialmente inteligentes. ¿Pero cómo se determina la inteligencia de un perro? Para hacerlo se evalúa su desempeño en varios ámbitos distintos.

Cuando se habla de la inteligencia de los perros es frecuente que determinadas razas se disputen los primeros puestos. Aun así, a menudo estas clasificaciones difieren, por lo que cabe preguntarse el por qué de estas diferencias y cómo se determina la inteligencia de una especie con tantas y tan distintas razas, contando además que la mayoría de perros son mestizos.

Los estudios sobre la inteligencia de los perros se realizan con una serie de pruebas que evalúan distintos aspectos como la memoria, la resolución de problemas o el pensamiento independiente. Es habitual que ciertas razas destaquen en aspectos concretos ya que han sido criadas para seleccionar determinadas características de comportamiento. Para entender realmente cómo de inteligente es un perro hay que considerar en qué aspectos despunta y cuán útiles le son; ya que, por ejemplo, en ciertos tipos de perros como los de pastoreo la independencia es un rasgo más útil que en un perro de compañía.


CÓMO ES LA INTELIGENCIA DE LOS PERROS

En primer lugar, al hablar de la inteligencia de los perros conviene distinguir entre dos tipos de habilidades: las innatas y las de aprendizaje.

Las primeras son aquellas que dependen de las características biológicas del perro, como la vista o el olfato. Ciertas razas de perro tienen estos sentidos más desarrollados por vía de la selección artificial y por lo tanto cuentan con ventaja a la hora de enfrentarse a ciertas pruebas, como aquellas que requieren encontrar un determinado objeto o resolver un puzzle.

Las segundas son aquellas que se obtienen a través del entrenamiento y la socialización, como la memoria, la empatía o la destreza a la hora de interpretar gestos y seguir instrucciones. Aunque estas habilidades se pueden mejorar mediante el entrenamiento, sí es cierto que en cierta medida dependen de la raza, pero no por una razón puramente biológica: la cría selectiva tiende a buscar ciertas características de comportamiento, por lo que se selecciona para criar a aquellos individuos que las cumplen y que, a su vez, las enseñarán a sus hijos.

Por ejemplo, si una raza es muy utilizada para terapia asistida con animales, se seleccionará para la cría a individuos más sociables y empáticos, cuyas crías aprenderán este comportamiento de sus progenitores y seguramente lo reproducirán. Por el contrario, si una raza es de pastoreo la tendencia será a seleccionar individuos más independientes y con mayor tendencia a explorar su entorno. Esto hará que, a la hora de afrontar las pruebas de inteligencia, ciertas razas destaquen en ámbitos en los que estos rasgos de personalidad son determinantes.


CÓMO SE REALIZAN LOS ESTUDIOS DE INTELIGENCIA DE PERROS

Los estudios de inteligencia de perros suelen dividir a los individuos por razas y proponerles una serie de pruebas que miden diversos factores de inteligencia. Estas pruebas son variables, pero generalmente se dividen en seis ámbitos:

Memoria: Se evalúa la capacidad de los perros para recordar palabras y situaciones. Algunas pruebas típicas son pedirle al perro que traiga un determinado objeto; esconder algo debajo de un vaso entre varios, moverlos y pedirle que indique bajo cuál de ellos se encuentra; o guardar uno de sus juguetes en un mueble delante suyo, hacerle salir de la habitación, reordenarla y ver si identifica el mueble en el que lo hemos guardado aunque esté en un sitio distinto.

Empatía: Se evalúa la actitud del perro al interactuar con personas conocidas y desconocidas. Esta puede ser hostil, desconfiada, indiferente, cariñosa o eufórica. También se evalúa si el perro solo responde a la interacción o si la busca activamente. Las pruebas de empatía también incluyen la capacidad de reconocer expresiones faciales y la reacción ante expresiones de sentimientos como alegría, miedo o tristeza.

Exploración: Se evalúa el nivel de interés del perro a la hora de explorar un entorno. Esto puede incluir o no una motivación adicional, como el olor de una comida. También se hacen pruebas de búsqueda, que consisten en esconder algo con un olor conocido y pedirle que lo busque.

Obediencia: Se evalúa el comportamiento del perro en relación a las instrucciones de su persona de referencia, como el número de comandos que conoce y la rapidez con la que los ejecuta. También pueden medir el grado de obediencia cuando estas instrucciones entran en contradicción con su instinto, por ejemplo, dejándole a solas en una habitación con comida y prohibiéndole que se la coma.

Resolución de problemas lógicos: Se evalúa la capacidad del perro para conseguir un premio colocado en algún dispositivo que requiere cierta manipulación para abrirse, como accionar una palanca o mover un mecanismo. Una variante de estas pruebas consiste en presentar al perro un problema irresoluble (por ejemplo, un objeto en un contenedor imposible de abrir mediante un mecanismo) y ver si sabe percatarse - y cuánto tarda en hacerlo - de que es irresoluble.

Pensamiento independiente: Se evalúa la capacidad del perro para actuar y sacar conclusiones sin la ayuda de una persona. Algunas de estas pruebas incluyen la capacidad de detectar “mentiras”: por ejemplo, se enseña al perro un premio bajo un vaso pero una persona le indica un vaso distinto, evaluando si el perro se fía más de su propia memoria o de las instrucciones.

LAS FORTALEZAS DE CADA RAZA

Puesto que estos estudios, por razones prácticas, se realizan con un número limitado de razas cada vez (hay alrededor de 450 reconocidas oficialmente, sin contar las razas cruzadas), es normal que las listas de “los perros más inteligentes” sean diferentes. Pero además, hay que tener en cuenta que muchas razas destacan en un ámbito de pruebas concreto.

Un ejemplo claro son aquellas criadas para un propósito específico, como los perros de caza o de pastoreo. Por ejemplo, es famosa la extraordinaria memoria de los border collies, que a menudo ocupan los primeros puestos de los rankings de inteligencia perruna y han sido considerados en numerosas ocasiones como la raza más inteligente. Esta raza fue criada como perro ovejero y en su cría se buscó potenciar la obediencia, por lo que es capaz de memorizar órdenes en muy pocas repeticiones: como consecuencia, es normal que su memoria sea extraordinaria.



Hay que considerar también que estas clasificaciones son un promedio de los resultados obtenidos en todas las pruebas y que, a menudo, las habilidades de un perro que le hacen sacar mejores resultados en un ámbito le perjudican en otro. Un ejemplo claro de esto son los perros de compañía como los golden retrievers, que acostumbran a sacar puntuaciones muy por encima de otras razas en las pruebas de empatía, pero al mismo tiempo suelen sacar puntuaciones más bajas en las de pensamiento independiente, precisamente porque les cuesta más concebir que su humano de referencia se equivoque o les engañe.

En esto también influye la inteligencia de aprendizaje de ciertas razas que son entrenadas para tareas concretas, como los pastores alemanes o belgas, que participan habitualmente en tareas de rescate: los perros que son incentivados desde cachorros para actuar de forma autónoma desarrollan mejor las habilidades de resolución de problemas y de pensamiento independiente. Del mismo modo, los perros que son criados para tareas de asistencia y terapia desarrollan mejor las habilidades de socialización y la respuesta a comandos.

Al final, resulta imposible evaluar de forma objetiva y estadística la inteligencia de los perros ya que abarca muchos ámbitos, del mismo modo que la de los humanos. Sería un poco como decidir quién es mejor, si un gran músico, un gran científico o un gran escritor.