¿Acaso tu perro no merece una sonrisa impecable?
Por supuesto que a los perros no se les lavan los dientes todos los
días como a nosotros, pero sí existen tratamientos preventivos del
depósito de sarro dental.
Existen distintos tratamientos
dependiendo del estado dental del perro, por ejemplo: si el animal ya
tiene depósito de sarro dental, caracterizado en general por presentar
mal aliento (halitosis), se deberá realizar entonces en principio una
limpieza, ésta se realiza muchas veces con sedante y en algunos casos
con anestesia, las placas se eliminan a través de ultrasonido o
raspadores dentales.
La prevención del sarro dental en los perros se basa en limpiezas con líquidos (gel antiplaca) que se aplican 2 ó 3 veces por semana.
La dieta dura como es el alimento balanceado favorece la limpieza haciendo que el diente penetre en el grano.
Los huesos
también ayudan, pero existe cierto riesgo de que al tragar astillas o
partes de éste se pueda lastimar al tracto gastrointestinal o bien
producir obstrucciones (de riesgo quirúrgico)
Cada 6 meses es conveniente acercar a su amigo de cuatro patas al veterinario para un control dental completo, además de un examen clínico general.
El cuidado dental en el perro
La persistencia de dientes de leche
en los perros, la poliodoncia (dientes supernumerarios) y la
oligodoncia (falta de dientes) son las tres anomalías genéticas
dentarias que se diagnostican con más frecuencia.
Otro grupo
importante son la hipoplasia del esmalte, la acromacia, los cuerpos
extraños encajados entre los dientes y las fracturas de dientes y
caries, con o sin fístula asociada, como enfermedades adquiridas.
No
obstante, son sin duda, las periodontopatias las lesiones que
lamentablemente ocupan un lugar muy destacado en nuestra rutina clínica
diaria.
Las enfermedades de la mucosa bucal del perro, (síndrome
gingivitis - periodontitis - placas - sarro dental), es especialmente frecuente en perros de razas miniatura, pequeños y medianos.
A
pesar de que son los yorkshire terriers, caniches y cockers, los perros
de raza más afectados de sarro dental, le superan en nuestra
casuística los cruza o de raza indefinida, por lo que no se puede
entonces hablar de predisposición racial de la "enfermedad del sarro",
sino más bien de causas favorecedoras: un cariño mal entendido por parte
de sus dueños que le permiten "picoteos", o una dieta blanda incorrecta
y una carencia total de higiene dental profiláctica.
Entre los
perros cazadores en cuya dieta figura el pan duro y los huesos grandes (ya hablamos en otra nota que el pan es malo para la piel y el pelaje) y
entre los perros de guardia y defensa, que a menudo ejercitan su
dentadura, raramente se diagnostica sarro dental. Ello quiere decir que
los alimentos del perro deben ser abrasivos, para que a la vez que los
nutren les permita mantener una dentadura sana, y es por lo que
aconsejamos que acostumbren a sus perros a alimentos
balanceados secos, en lugar de comidas húmedas y a que traten de
eliminar los caprichos en forma de aperitivos que además favorecen la
obesidad y otras enfermedades orgánicas.
Es preferible hacer un chequeo periódico con una limpieza de boca superficial mediante sedación,
que el tener que someter al perro a una limpieza de boca profunda
bajo anestesia general con extracción de piezas dentarias infectadas y
no funcionales.
Desgraciadamente el propietario del perro suele solicitar los servicios clínicos veterinarios cuando el olor de boca de su perro es insoportable,
cuando el aflojamiento de los dientes le provoca dolor que le impide
comer con normalidad, o cuando cambia el carácter de su compañero, que
se torna triste y apático o agresivo.
Otras veces, esto se advierte en el transcurso de un
reconocimiento previo a la vacunación, ya que el primer signo de alarma,
la inflamación y enrojecimiento de la encía, en lugar del color rosado
normal, suele pasar desapercibido para el dueño.
Bacterias,
hongos, restos de comidas, detritus, minerales de la saliva, se acumulan
sobre la superficie dental de la mascota produciendo sarro dental, con
reacción inflamatoria de las encías (gingivitis) y su sucesivo depósito
forma las placas, que destruyen las adherencias de las encías al hueso,
con lo que se originan bolsas en la encía, alcanzando la inflamación las
capas más profundas, con destrucción del periodoncio (periodontitis)
con aflojamiento y caídas de las piezas dentarias.
Microscópicamente,
el sarro dental puede ser de color amarillo, pardo, verde o pardo
negruzco, de aspecto muy desagradable; la halitosis (mal aliento) debe
ser señal de alarma, ya que a veces el sarro no es visible sin ayuda de
colorantes especiales o bien simplemente con localización oculta o
subgingival.
Los dientes que más se afectan en los perros por el sarro dental son los caninos, premolares 3 y 4 y molar 1.
No
hay que olvidar que la complicación secundaria con úlceras bucales,
estomatitis, artritis, nefritis y endocarditis bacteriana son
frecuentes, por lo que el tratamiento de elección es la eliminación del
sarro dental.
El tratamiento odontológico preferido es la eliminación del sarro dental mediante
ultrasonido, con extracción de las piezas dentarias no funcionales y
realización simultánea de Gingivectomía.
Lógicamente lo ideal
sería no tener que llegar a este extremo. El objetivo de esta cartilla
es informar que el mantenimiento de
la salud bucal es de suma importancia, ya que con ello mejora el
bienestar general, evita la halitosis, se conserva la dentición durante
toda la vida y se previenen otras enfermedades sistémicas.
El cuidado dental en perros se apoya en cuatro puntos profilácticos básicos:
1. Ayudar a los mecanismos naturales autolimpiadores
de la cavidad bucal, que son la sialorrea, los movimientos linguales y
la ingestión de comidas, mediante dietas duras a base alimento
balanceado seco, facilitar un hueso grande (que no pueda romper) o
"huesos" de cuero fuerte. La idea es que el perro tiene que masticar,
usar su dentadura.
2. Limpieza de dientes con pastas dentífricas especiales para perros,
aplicada con cepillo de dientes pequeño y de cerdas suaves. Ello
requiere adiestramiento y paciencia, pero se consigue que el cachorro se
acostumbre a partir de los 6 meses de edad, siendo suficiente como
preventivo el cepillado 3 veces a la semana. (Nunca usar pastas dentales para humanos, por su toxicidad).
3. Visita regular al veterinario para un chequeo periódico,
que incluya la exploración física de la cavidad bucal. Una visita anual
suele ser suficiente en perros jóvenes y en los adultos tal vez sean
precisos dos reconocimientos anuales.
4. Eliminación del sarro dental bajo sedación y/o anestesia, cuando sea necesario.
En
conclusión, la colaboración del dueño del perro con el veterinario,
hará más efectiva la prevención de la higiene bucal y general, lo que de forma directa e indirecta mejorará la calidad de vida del perro, tanto desde el aspecto sanitario, como socio-cultural.
Y no olvidar que el perro hace todo con la boca: agarrar, comer, morder, tironear, etc. por lo que es fundamental tenerla siempre en buen estado.
Fuente: FOYEL