28 junio 2025

Estudian la correlación entre el comportamiento agresivo de los perros y la microbiota intestinal

 

Los investigadores consideran que modular la microbiota intestinal podría mitigar la agresividad de los perros

Este 27 de junio, como cada año, se celebra el Día Mundial de la Microbiota, una jornada que busca concienciar sobre la importancia de la microbiota, es decir, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, y el microbioma, el conjunto de genes que lo componen.



En este sentido, cada vez se habla más de la relevante influencia de la microbiota y la flora intestinal en la salud general e incluso en la salud mental, pudiendo tener un papel crucial y afectar en la regulación del estado de ánimo, las emociones y la función cerebral de los humanos.

Por otro lado, el comportamiento agresivo de los perros puede representar una importante amenaza para la salud pública y tal y como afirman los expertos, comprenderlo es crucial para la socialización canina y las interacciones entre los humanos y estos animales.

A este respecto, un estudio recientemente publicado por MDPI (Multidisciplinary Digital Publishing Institute) ha analizado la posible correlación entre el comportamiento agresivo y la microbiota intestinal y la serotonina sérica (5-HT) en perros de trabajo.

Para llevar a cabo el estudio, se realizó un análisis exploratorio de los perros para investigar los cambios en la microbiota intestinal y los neurotransmisores asociados al comportamiento agresivo. Este trabajo, afirman, “representa la primera investigación en diferenciar sistemáticamente la agresión canina en subtipos ofensivos y defensivos para su investigación”.

Durante la investigación, 56 perros de trabajo de diferentes razas (11 cocker spaniels, 13 pastores alemanes y 32 pastores belgas malinois) fueron evaluados y agrupados según su comportamiento agresivo. A continuación, se emplearon la secuenciación del ARNr 16S y ELISA para comparar las diferencias en la microbiota intestinal y las concentraciones de serotonina entre los grupos agresivos y no agresivos, así como entre los subgrupos de agresión ofensiva y defensiva.


LOS FENOTIPOS DE COMPORTAMIENTO DE LOS PERROS AGRESIVOS CONDUCEN A COMPOSICIONES DISTINTAS DEL MICROBIOMA INTESTINAL

Si bien no se encontró una correlación significativa entre el comportamiento agresivo y la composición de la microbiota intestinal, lo que sugiere un papel limitado de esta en la modulación del comportamiento del huésped, la investigación tiene implicaciones prácticas esenciales para aplicaciones caninas.

Lo que sí se detectó es que el grupo no agresivo mostró abundancias relativas significativamente mayores de Escherichia-Shigella, Erysipelotrichaceae UCG-003 y Clostridium Sensu Stricto 1 en comparación con el grupo agresivo.

“El análisis de bosque aleatorio identificó a Lactobacillus como biomarcador del comportamiento agresivo canino y a Turicibacter como factor discriminatorio entre agresión ofensiva y defensiva. Los resultados demostraron una fuerte correlación entre la agresividad y la neurotransmisión 5-HT”, remarcan los investigadores.

Asimismo, los niveles séricos de serotonina eran significativamente más bajos en los grupos de agresión defensiva y ofensiva en comparación con el grupo no agresivo, encontrándose los niveles más bajos en los perros agresivos defensivos. Igualmente, el grupo defensivo mostró niveles de serotonina significativamente más bajos que el grupo ofensivo.

Los resultados demuestran que los distintos fenotipos de comportamiento de los perros agresivos conducen a composiciones distintas del microbioma intestinal. Esto sugiere que el análisis del microbioma puede facilitar el diagnóstico precoz y la intervención preventiva antes de que se manifieste el comportamiento agresivo.

“En particular, la serotonina (5-HT) muestra potencial como herramienta de monitorización para diagnosticar la agresividad canina, con importantes aplicaciones prácticas en el manejo del comportamiento canino”, concluyen los investigadores.

Además, subrayan que “la microbiota intestinal puede contribuir a distintos tipos de comportamiento agresivo, y su modulación (por ejemplo, mediante la administración de probióticos) podría mitigar la agresividad”.


Fuente: Animal's Health / Alfonso Neira de Urbina

Estudio de MDPI: https://www.mdpi.com/2306-7381/12/6/526