Fue hace seis años cuando King desapareció del patio trasero de su familia en San Antonio, Texas. Contra todo pronóstico, apareció el mes pasado cuando lo entregaron a un refugio de animales en Fort Lauderdale, Florida, a unas 1.300 millas de distancia. Gracias a su microchip, el refugio pudo contactar a Debi Vázquez y su hija Danae, quienes inmediatamente hicieron el viaje de 22 horas para reunirse con su perro perdido.
En un día lluvioso de junio de 2014, Danae dejó salir a sus tres perros, incluido King, de 8 años, al patio trasero. Cuando llamó a los perros para que volvieran a la casa, entraron los dos perros grandes, pero no King. Debido a que su puerta no tenía cerradura, creen que King fue robado.
Inmediatamente fueron conduciendo por el vecindario en busca de King, pero no tuvieron éxito. Al día siguiente, imprimieron volantes para colocarlos en los buzones de correo del vecindario y en los carteles de las oficinas de los veterinarios. "Probamos de todo", dice Debi.
Las semanas se convirtieron en meses y los meses en años. Debi y Danae lentamente comenzaron a perder la esperanza y a pensar que nunca volverían a reunirse con King. A pesar de esto, nunca se deshicieron de todos sus collares, atuendos y juguetes. “Quizás en nuestro corazón sabíamos que lo recuperaríamos”, dice Danae. El 25 de octubre, un Chihuahua fue entregado a la Sociedad Protectora de Animales del Condado de Broward, en Fort Lauderdale. El personal escaneó en busca de un microchip y encontró uno. ¡Era King! Los esfuerzos de Debi por colocar un microchip a sus perros y mantener siempre actualizada su información habían dado sus frutos. En su cumpleaños, Debi recibió quizás el mejor regalo que podía haber esperado.
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“Sonaba como un mensaje de robot y yo estaba como, '¿Quién me está gastando una broma?'.Terminé volviendo a llamar, y fue real". La sociedad humanitaria permitió que Debi y Danae hicieran FaceTime con King, que ahora tiene 15 años, lo cual fue una experiencia muy emotiva. Los Vázquez inicialmente trataron de averiguar si King podía ser trasladado en avión hacia ellos, pero no querían que tuviera que viajar en el área de carga después de todo lo que había pasado. “Terminamos saliendo unos 45 minutos después de esa llamada”, dice Danae.
Sin embargo, una vez que salieron del refugio y sacaron a su otro perro del auto, King supo que estaba de regreso con su familia. Su viaje de regreso a Texas tomó más de 29 horas porque el huracán Zeta golpeó antes de lo que pensaban. Cuando finalmente llegaron a casa sanos y salvos, "se notaba que sabía dónde estaba", dice Danae. King ha vuelto a vivir con Debi, cuya puerta del patio trasero ahora siempre está cerrada.
Fuente: dailypaws.com / Madison Pincombe
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