Una investigadora ha afirmado que el comportamiento es un elemento crucial de la tenencia de un perro y debe ser considerado cuidadosamente por titulares y veterinarios
Bonnie Beaver, investigadora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Ciencias Biomédicas de Texas A&M (VMBS) ha descubierto que más del 99% de los perros en Estados Unidos muestran comportamientos que son potencialmente problemáticos, siendo las categorías principales la agresión (55,6%), los comportamientos de separación y apego (85,9%) y los comportamientos de miedo y ansiedad (49,9%).
El estudio, publicado recientemente, ha utilizado datos recopilados por el Proyecto de Envejecimiento Canino (DAP), una iniciativa que recopila información de propietarios de perros de compañía para estudiar los efectos del envejecimiento y los factores que contribuyen a una vida canina saludable. Hasta la fecha, se han inscrito en el estudio más de 50.000 perros de todos los orígenes.
Para cada una de las 28 preguntas sobre comportamiento en las encuestas DAP, se ha pedido a los propietarios que calificaran el comportamiento de su perro en una escala de cero a cuatro, donde cuatro representa un problema potencialmente grave.
"En general, el 99,12% de los perros tuvieron al menos una respuesta de moderada a grave en un área de comportamiento", ha indicado Bonnie Beaver, profesora del Departamento de Ciencias Clínicas de Pequeños Animales de la VMBS y autora del estudio.
“La mayoría de las respuestas sugieren que los perros no tienen muchos problemas, y los comportamientos problemáticos que existen son relativamente menores. Puede que los propietarios no los consideren problemas que merezcan atención, pero casi cualquier propietario de perro se encontrará con un comportamiento que, como mínimo, les resulte incómodo”, ha explicado.
Las preguntas utilizadas en el estudio no pretenden ser un diagnóstico, y muchos comportamientos se superponen en diferentes categorías. Por ejemplo, la ansiedad y la separación suelen ser comportamientos relacionados, pero las preguntas sobre ellos se clasificaron en categorías separadas. “Los perros pueden actuar agresivamente por miedo, pero, nuevamente, las preguntas sobre cada uno de ellos se clasificaron en categorías separadas. Por lo tanto, un perro que muerde por miedo podría no ser evidente en los resultados”, ha comentado Beaver.
Además, la autora ha remarcado que “lo que queda claro del estudio es que el comportamiento es un elemento crucial de la tenencia de un perro y debe ser considerado cuidadosamente tanto por los propietarios de los perros como por los veterinarios para que los problemas leves no se conviertan en graves”.
"Algunos estudios indican que sólo el 50% de los veterinarios preguntan sobre el comportamiento durante las citas, y los propietarios podrían no pensar en preguntarle al veterinario sobre algo que no les gusta. Esto tiene que cambiar para que no pasemos por alto la mitad de los problemas", ha aseverado.
Por otra parte, ha incidido en que para los propietarios es importante “aprender a interpretar el lenguaje corporal de su perro y hablar con su veterinario local si observan algún comportamiento que les moleste. Pueden ayudarles a identificar la causa y encontrar una solución".
LLEGAR A LA RAÍZ DE LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA
El estudio afirma que no todos los propietarios reaccionan de la misma manera ante el comportamiento de sus perros, “ya que lo que molesta a una persona puede no molestar a otra”. “Esto puede dificultar la solución de los problemas de comportamiento”, ha asegurado Beaver.
"Por ejemplo, una vez vi a un caniche miniatura que llegó por problemas de ladridos. En su historial clínico, descubrí que el perro orinaba habitualmente sobre una alfombra persa, pero ese comportamiento no molestaba tanto al propietario como los ladridos", ha rememorado.
Por otro lado, la profesora ha señalado que los propietarios no siempre mencionan los problemas de comportamiento durante las citas con el veterinario. “Si un perro muerde a alguien al salir de la puerta hacia la clínica veterinaria, es posible que lo mencionen. Pero si ocurrió hace tres meses, es posible que no se les ocurra decir nada", ha resaltado.
"Darles a los propietarios un cuestionario antes de hacerles preguntas en persona puede ayudarles a tener tiempo para pensar, lo que aumentará la posibilidad de que le cuenten sobre problemas de comportamiento", ha propuesto Beaver.
CUANDO UNA CONDUCTA SE VUELVE PELIGROSA
Si bien la autora del estudio ha apuntado que los problemas de conducta menores pueden ser comunes y relativamente inofensivos, también ha alertado de que “algunos problemas requieren atención especial”.
"Todas las especies muestran un comportamiento que los humanos no comprenden. Si es peligroso para ti o para otras personas, necesitas ayuda y debes analizar qué otras cosas suceden en el entorno del animal que puedan desencadenar ese comportamiento peligroso", ha subrayado Beaver.
En el estudio se desglosa que uno de los comportamientos peligrosos más comunes en los perros es la agresión (que incluye gruñidos, mordiscos y chasquidos), pero la causa “puede no ser obvia para los propietarios”, según la profesora.
"La agresión es un comportamiento normal en los animales y ocurre por una razón. Hay que considerar por qué el perro se comporta así. ¿Tiene miedo? ¿Se siente amenazado por un niño pequeño que se acerca demasiado, por alguien que lo mira fijamente a los ojos, por un perro más grande que se acerca o por un extraño que se acerca? Como veterinarios, debemos analizar el contexto en el que se produce un comportamiento para intentar comprender qué podría estar pasando por la mente del animal”, ha analizado.
Asimismo, ha recalcado que "los animales piensan, pero probablemente no como nosotros".
Según Beaver, una de las formas más importantes de prevenir comportamientos agresivos no deseados en los perros es que los propietarios se eduquen sobre el lenguaje corporal canino para que puedan reconocer mejor emociones como el miedo antes de que se convierta en agresión.
La experta ha afirmado que las personas con niños pequeños deben tener mucho cuidado al tener un perro o permitir que sus hijos se acerquen a uno, “ya que los niños son los menos propensos a poder leer el lenguaje corporal de un perro”.
"Las personas más mordidas son los niños menores de 7 años. Si tiene hijos y un perro, asegúrese de que solo estén juntos bajo supervisión. No permita que sus hijos se suban encima del perro ni le tiren del pelo ni de las orejas. Y enséñeles a no acercarse a un perro, ni siquiera al de su propia familia, a menos que estén con uno de sus padres", ha concluido Beaver.
Fuente: Animal`s Health