11 junio 2020

El Loberro, el can de la milicia de Teotihuacan.


Son muchos los lectores mexicanos que leen este blog y quiero agradecérselo con otro post relacionado con su país. Nos vamos a trasladar a Teotihuacán, un conjunto realmente bello. Ya hablamos en otro post del Xoloitzcuintle, otro de los perros mesoamericanos con una importancia relevante dentro del Imperio Azteca, pero hoy traigo a un animal nuevo del cual no tenía constancia y que fue cruzado por los teotihuanacos con un fin ritual, el Loberro, un híbrido entre el lobo y el perro. 


Imagen reconstruida de un Loberro adulto

Los hallazgos en 2004 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Aichi Prefactural University de Japón dentro del Proyecto Arqueológico Pirámide de la Luna, descubrieron en el Entierro 6 varios animales que fueron analizados por el equipo de especialistas dirigido por el arqueozoólogo Raúl Valadez Azúa. De sus estudios se desprende que el Loberro fue un animal cruzado con un fin ritual. 

El lobo y el perro comparten el 99.8% de su componente genético por lo que es más que factible su cruza; además es sorprendente el conocimiento que tenían los teotihuanacos sobre la biología de las especies y quizá tuvieron su aprovechamiento en prácticas como la cautividad o quizá la domesticación. En la pirámide se llevan catalogados más de 120 especies de animales usados con diversos fines y el loberro, no solamente se utilizaba como pieza de alimentación (recordemos que no es este el único caso, ya que es una práctica endémica de casi todas las Culturas) si no que se utilizaba también su piel y sus huesos para fines textiles, ornamentales, armamentísiticas, etc.

En el Entierro número 4 se hallaron 18 individuos atados de pies y manos que portaban indumentarias de guerreros de élite, entre los que se hallaba uno que portaba nueve maxilares que fueron hechos por los teotihuanacos a partir de paladares y piezas dentales de varios ejemplares identificados como loberros, tres perros y híbridos de coyote y loberro y uno de mezcla de coyote y perro. Este hallazgo junto a las pinturas murales de la pirámide hicieron que se replanteara hasta la fecha qué animal era el representado, que hasta ese momento siempre se creía que era el coyote, para determinar que era esta nueva especie de cánido. Así, el Loberro estaría relacionado como símbolo de la milicia teotihuacana. 

Pirámide de la Luna en Teotihuacán

En su cultura los grandes carnívoros eran símbolos de fuerza junto a las grandes manifestaciones de la naturaleza y también están relacionados con elementos vitales. Así, este nuevo can estaría relacionado con las élites, por lo que tenian un peso mayor, junto con las aves de presa, los lobos, coyotes, pumas, jaguares y conchas marinas. Se han hallado además, crías de lobos de edad juvenil completos pero de los ejemplares adultos sólo los cráneos y las pieles. En el caso del puma, que es el único animal que de acuerdo a su sistema de conducta es apto para su manipulación hasta edad adulta, se tienen ejemplares adultos hasta que estuvieron vivos hasta momentos antes del sacrificio. 

Parece ser que los sacrificios estaban relacionados con ceremonias rituales con el agrandamiento del edificio cultual, éstos sacrificios recibían el nombre de teichalilitzli y los nahuas y y mayas en el s. XVI creían que con la obra recién terminada recibía “alma” con los sacrificios y enterramientos de los seres humanos y animales bajo sus cimientos.


Fuente: Perros con Historia
Investigación original de Raúl Valadez : ()

Ver también en Ruka Trewa:  México y sus perros