Normalmente
entre las 6 a 8 semanas de edad el cachorro comienza a ser rechazado por su
madre fundamentalmente cuando intenta seguir mamando.
Causas:
Esta
situación, llamada desapego primario, tiene la finalidad de debilitar el
vínculo materno-filial para que el cachorro se independice y ocupe el lugar que
le corresponde dentro de la estructura jerárquica del grupo. Los lazos sociales
que reemplazan al materno-filial, se terminan de establecer y reforzar durante
la pubertad en los machos y el segundo celo en las hembras (desapego
secundario). De esta
forma el individuo pasa a ocupar el lugar que le corresponde dentro de la
estructura jerárquica del grupo.
Cuando los propietarios adoptan al cachorro
pasan a ocupar el lugar de la madre natural y si establecen un vínculo afectivo
muy intenso (por ej. permanece todo el día con ellos, está mucho tiempo en
brazos, duerme en la cama, lo alimentan primero o junto con ellos, etc.), se
prolonga el vínculo maternal durante el resto de su vida por no producirse ese
desapego natural y estableciéndose un estado de hiperapego.
Si en el
futuro tiene que quedar solo durante algún tiempo por día porque el dueño
comenzó a trabajar o cambió de trabajo y ahora debe salir, se presentarán
conductas de destrucción, vocalización excesiva y eliminación inadecuada. La misma
situación se presenta cuando los propietarios se ausentan por tener que viajar,
por fallecimiento de uno de ellos o se produce una separación del matrimonio.
Otras veces tienen nuevas ocupaciones y no le pueden prestar atención como
antes o se encuentran en otra habitación a la cual el perro no puede acceder,
se tuvieron que mudar y en la nueva casa se le asigna un lugar más apartado,
nació un bebe o por distintos motivo se lo lleva a un pensionado.
Signos clínicos:
1)
Hiperapego del perro con el propietario caracterizado por dependencia recíproca
(sigue a la figura de apego por todas partes).
2) Signos
en ausencia del propietario que se presenta desde que queda solo hasta varios
minutos u horas posteriores a la partida (por lo general 30 minutos después) y
que consisten en ladrido excesivo, aullidos, gruñidos, rascar la puerta, la
ventana o la pared en las inmediaciones del lugar de salida en un intento por
acompañarlo. Posteriormente
aparece una masticación destructiva sobre muebles y objetos muy utilizados por
su dueño como zapatos y ropas, como consecuencia de una conducta exploratoria
alterada resultante de la ansiedad que genera la separación.
Esa misma
ansiedad genera disturbios neurovegetativos con la consiguiente micción y
defecación inadecuada dentro de la vivienda (enuresis y/o encopresia). Nada de
esto corresponde a una actitud de venganza del animal por haber quedado solo
como invariablemente interpretan los propietarios.
En
algunos pacientes el cuadro es más grave y aparecen síntomas de
hipersalivación, vómitos, diarrea y actividades estereotipadas como el lamido
excesivo de alguna parte del cuerpo.
3) A
medida que el cuadro evoluciona aparecen los signos durante los preparativos de
la partida del propietario y los signos durante el regreso del mismo. Los
primeros consisten en una mayor actividad, inquietud, saltar o deambular a su
alrededor y vocalizaciones en forma de quejidos.
El tratar
de tranquilizarlo con caricias, palabras o alimento se produce un reforzamiento
positivo de la conducta. Otras veces se observa un estado depresivo con el
paciente acostado en un rincón y ajeno a los llamados de su dueño.
Los
signos durante el regreso incluyen una gran excitación y un saludo exagerado
que tarda mucho en terminar. La persona es seguida constantemente por toda la
casa sin conseguir sacarse de encima al perro.
Diagnóstico:
Por
entrevista detallada con el propietario, examen clínico del perro y exámenes
adicionales para excluir casos con causas orgánicas.
Tratamiento:
1)
Ambiental:
Aumentar el ejercicio estableciendo una rutina diaria de 2 o 3 paseos durante
un promedio de 30 minutos, de esta forma la energía cinética disponible para
los destrozos es menos.
Enriquecimiento
del entorno por medio de 2 o 3 juguetes para masticar que se cambian cada
varios días evitando la habituación a los mismos. Prender una radio cuando se
encuentra presente el dueño y después de un tiempo (cuando se condicionó a la
misma) se la puede dejar encendida cuando queda solo. Instaurar el desapego
rechazando todo pedido de atención, comida, paseo o juego por parte del perro y
no permitirle dormir cerca del dueño.
Solo el
propietario debe iniciar esas actividades o cualquier otra muestra de afecto.
También se podría adoptar otro animal como compañía, pero no siempre es
factible de implementar y se debe trabajar correctamente para establecer
previamente un vínculo adecuado entre los animales.
2)
Metodológico:
Hacer desparecer todas las conductas asociadas con la partida de los dueños
(ritual de salida) ignorando por completo al perro durante media hora antes de la partida.
Ignorar al perro cuando se llega haciendo desaparecer el comportamiento
excesivo de recibimiento hasta que se calme y relaje (ritual de regreso).
Desensibilización sistemática a la separación : realizar todos los movimientos
habituales antes de salir (tomar la cartera, las llaves,
cerrar puertas, etc.) pero no salir. Cuando ya no se aprecie respuesta, el
dueño sale por poco tiempo y si cuando regresa se ha comportado
correctamente lo premia efusivamente.
Contracondicionamiento: enseñándole previamente a cumplir una orden para recibir
afecto o alimento y cuando el dueño está por salir le da la orden de que espere
sentado. Con el correr de los días se aumenta progresivamente el tiempo de
ausencia generando una habituación a quedarse solo, pero ese aumento no es
lineal sino que se realiza en forma alternada (por ej. 2 min.- 3min.- 5 - 3 - 7
- 2 - 5 - 3 - 7 - etc.).
La obediencia también permite controlar al animal por medio de órdenes durante
el regreso y evitar los signos de excitación y de saludo exagerado. Mientras
dure el tratamiento hay que asegurarse de alguna forma que no se produzcan
períodos de ausencia que desencadenen la ansiedad por separación, ya que se
puede perder todo lo realizado.
No
utilizar el castigo en ninguna de sus formas y mucho menos cuando el dueño
encuentra los destrozos o los excrementos dentro de la casa a su regreso. El
arreglo y la limpieza del lugar no se debe realizar en presencia del paciente.
3)
Farmacológico:
Existen
drogas psicotrópicas que pueden ser utilizadas para fortalecer el tratamiento.
Fuente: Dr. Juan Enrique Romero, médico veterinario (MN: 3010, MP: 2132)